Con pruebas y
signos no nos haría falta la fe. Todo estaría claro y sobraría todo, incluso la
Pasión del Señor. ¿Para qué, si nadie dudase, y todos creeríamos ante tales evidentes
pruebas y signos? No seríamos libre para decidir y nada tendría sentido.
Señor, sabes y
conoces mi naturaleza. Tú la has creado, pero el pecado, mis pecados, la han
contaminado y debilitado. Sabes, Señor, que necesito, mucho mejor que yo, y eso
es lo que te pido, que órdenes y organices mi vida, y la fortalezcas hasta el
punto de vivir en tu Palabra y hacer tu Voluntad.
Incluso, me planteo: No tendría sentido la existencia del mundo, pues, no haría falta probarnos ni tener fe. Todo estaría resuelto con pruebas tan evidentes. La realidad, por la Gracia de Dios, eso no es así. Necesitamos la fe, fiarnos de su Palabra y dejarnos convertir esforzándonos en vivir y hacer su Voluntad. Porque, es eso precisamente lo que nos salva y nos da vida eterna en plenitud.
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