jueves, 31 de octubre de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Corremos un gran peligro cuando queremos entender lo que no podemos entender. Nuestro Padre Dios es inaccesible para nuestra capacidad intelectual. Y de ser accesible dejaría de ser Dios. Por tanto, sólo nos queda la opción de creer en su Palabra

Señor, Tú sabes que yo quiero seguir tus pasos y andar por el mismo camino que Tú me indicas. Pero, también sabes, Señor, que soy débil, fácil de seducir y de quedarme en la orilla del camino pasivo, quieto y perdido. Dame, Señor, fortalece y muéstrame el camino.

Y no se trata de creer a ciega. Hay muchas razones para confiar y creer. Su Hijo, nuestro Señor, nos lo ha revelado con su Vida y sus Obras. Su Amor Misericordioso nos ha enseñado hasta que extremo nos quiere su Padre que permite y envía a su Hijo Predilecto a que entregue su Vida por y para salvar la de cada uno de nosotros. Y el fundamento principal es su Muerte y Resurrección, pilar y roca de nuestra fe.

No hay sino un Camino, una Verdad y una Vida. Y todo lo demás son caminos erróneos y engañosos. Una vida en este mundo, y, la misma, que tras las resurrección, continúa para toda la eternidad. Y esa es la cuestión, vivir eternamente en la presencia del Padre, Hijo y Espíritu Santo.

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