miércoles, 30 de octubre de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Cuando nos esforzamos en buscar la verdad, justicia y misericordia, estamos, de alguna manera, esforzándonos en entrar por esa puerta estrecha – de la que nos habla Jesús -  de nuestro corazón. Es, precisamente, la puerta estrecha de ser último y no primero.

Señor, una sola cosa te pido: Haz que mi fe, cada día, se fortalezca más, crezca en confianza y amor, y, mi vida, aumente en misericordia, humildad y alegría en mi relación con los demás.

Eso significa la lucha contra el egoísmo, la suficiencia, el afán de lucro y de ser más que el otro. Eso significa el esfuerzo por ser humilde y manso de corazón y de reconocernos necesitados del Infinito Amor Misericordioso que nos ofrece gratuitamente – y que no merecemos – de nuestro Padre Dios.

No estamos destinados a morir. Simplemente, la muerte de este mundo es un paso para una vida eterna, ya fuera de dolor, en la presencia de nuestro Padre Dios. Por tanto, celebremos la vida y no la muerte, porque nunca habrá muerte. Simplemente un paso de este mundo al otro.

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