A veces, o casi
siempre, nos complicamos la vida con la búsqueda de métodos, estrategias y
tantas complejidades que nos hacen imposible dar un buen ejemplo y testimonio
de lo que pretendemos y queremos proclamar. Posiblemente, como nos dice Jesús,
todo es más sencillo.
En algún momento
de tu vida, o, quizás en mucho momentos, tu mirada quedará perdida y sin
esperanza. Es entonces cuando debes levantar tus ojos y ponerlos en Jesús. Él
te mira con ternura, con bondad e infinita Misericordia. Te perdona y te salva
eternamente.
Nunca conviene, ni debemos, perder de vista que quien evangeliza es el Señor. Nosotros sólo somos enviados que en su Nombre transmitimos su mensaje de un Amor Misericordioso gratuito. Por lo tanto, no nos hace falta nada sino llevar la presencia de Dios en nuestros corazones. Sólo Dios basta. Y es que así de simple y sencillo nos envía el Señor.
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