jueves, 14 de noviembre de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

La cuestión no está en esperar, sino en vivir esa espera. Vivir en el esfuerzo diario de amar como Él nos ama; de perdonar como Él nos perdona; de comprender como Él nos comprende; de ser manso y paciente como Él es manso y paciente.

Guardar silencio es signo de dominio, de control y de evitar el desenfreno, la reacción incontrolada, no razonada y desproporcionada. Es dar protagonismo al tiempo para que pase la tormenta, la agresividad, madure la soberbia y vuelva la cordura, lo racional y el control de uno mismo.

Se trata de imitar a nuestro Señor Jesús injertados en el Espíritu Santo, recibido en la hora de nuestro bautismo. Porque, solos seremos vencidos por las seducciones del mal: mundo, demonio y carne, los grandes enemigos del alma. Se trata, pues, de confiar en su Palabra y, creyendo, esperar nuestra hora final o su prometida venida. Mientras gozaremos de sabernos dentro del Reino de Dios.

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