domingo, 3 de noviembre de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Cuando dices que amas a Dios, sólo tienes una forma de probarlo: en el amor al prójimo. Por eso, amar a Dios es amar al prójimo. Ambos amores van unidos, porque, para probar uno tienes que realizar el otro. Es la única manera que tienes de demostrárselo.

Hoy rezamos por la Iglesia purgante para que, por la Infinita Misericordia de nuestro Padre Dios, sean purificados de todos sus pecados y llevados a esa Casa que Tú, Señor, nos has preparado y donde esperamos también nosotros, por tu Gracia, Señor, llegar el día de nuestra muerte y reunirnos con todos nuestros seres queridos.

Ahora, supongo que coincidirás conmigo que amar de esa manera por tu cuenta y propio esfuerzo te será imposible. Vamos, ni siquiera lo intentamos. Necesitamos la fuerza del Espíritu Santo para poder despojarnos de nuestras apetencias, egoísmos y salir de nosotros para amar como Dios nos ama. Por eso, necesitamos primero amar a Dios, estar en íntima unión con Él para luego poder amar al prójimo como quiere que los amemos.

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