No es cuestión de
preguntarnos ni buscar razones. Es el testimonio de Juan Bautista, quien
bautizó a Jesús en el Jordán. Se trata simplemente de creer. Juan, de alguna manera,
y por obra del Espíritu Santo, interviene en la presentación de Jesús a su
pueblo.
Eso es lo que
quiero y persigo con todas mis fuerzas, Señor. Sin embargo, sé y soy consciente
de mis limitaciones, de mis fallos, errores y pecados. Pero, también sé y esa
es mi esperanza, de tu Infinita Misericordia.
Y aconteció que
cuando todo el pueblo era bautizado, Jesús también fue bautizado: y mientras El
oraba, el cielo se abrió, y el Espíritu Santo descendió sobre El en forma
corporal, como una paloma, y vino una voz del cielo, que decía: Tú
eres mi Hijo amado, en ti me he complacido. El Padre nos lo envía y presenta:
Su Vida y Obras nos darán razones para creer.
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