Hoy hay mucha
desconfianza. Cuesta creer lo que se dice y según de donde viene. No hay
confianza en muchos medios y se dicen muchas cosas que luego no son reales y no
se ven plasmadas en la realidad. O, por el contrario, son otras las que se
hacen.
Tu presencia, mi
Señor, me fortalece, me da seguridad, me acompaña, me tranquiliza, me da gozo y
alegría, y, sobre todo, paz. Saber que Tú, mi Señor, estás a mi lado me llena
de confianza, optimismo y me da seguridad. Gracias, Señor.
Cuando la palabra no se corresponde con la realidad, lo que se dice y proclama pierde toda su autoridad. Cuando lo que oyes no te da confianza, es evidente que no crees en lo que se te dice. La autoridad que emana de la Palabra de Jesús es precisamente que su Palabra se corresponde con sus hechos y obras. Jesús realmente enseña con autoridad.
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