martes, 28 de enero de 2025

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Queramos o no estamos relacionados. A pesar de que tenemos nuestras propias familias emparentados por vínculos de sangre, nuestra relación universal viene determinada por la pertenencia a un mismo Padre. Somos criaturas creadas por Dios.

¡Ven Espíritu Santo!, sana todas mis heridas y pecados: líbrame de la seducciones que me atormentan y amenazan mi pureza y buenas intenciones; fortaléceme de mis debilidades y dirige mi camino hacia el bien, aumenta mi fe y lléname de amor y misericordia.

Y es ese vínculo, digamos espiritual, que nos une estrechamente y nos hace hermanos en la fe en un mismo Padre. Un Padre que nos ama con Infinita Misericordia y nos propone que también nosotros nos amemos de la misma manera.  Esa relación fraterna no se circunscribe a una simple relación de sangre, sino que va más allá hasta el extremo de que seamos hermanos y nos amemos los unos a los otros como Dios nos ama.

El verdadero amor busca siempre el bien de los otros, no hace nada que perjudique a nadie y trata de que reine la paz, la verdad y justicia entre todos. A veces es un camino de cruz que exige dolor y sacrificio buscando siempre el bien. Porque su máxima es: no hagas a nadie lo que no quieres que te hagan a ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.