La misericordia de
nuestro Padre Dios es Infinita. Todos nuestros pecados, por muy grandes y
graves que sean son perdonados. Es evidente que tiene que haber arrepentimiento
y propósito de no volver a pecar, pero la Misericordia de Dios hace que sean
perdonados.
Señor, de Ti he
salido, ya a Ti volveré quiera o no quiera. En tus manos, Señor, pongo mi vida.
A ti pertenece y a ti quiero volver. Pero, quiero regresar viviendo en tu
Palabra y haciendo tu Voluntad. Tómame, Señor, y moldea mi vida según tu
Voluntad. Amén.
Sin embargo, sin arrepentimiento, ni dolor de corazón y propósito de la enmienda, haces imposible que tus pecados sean perdonados. Cerrarte a la acción del Espíritu y blasfemar contra Él rechazándolo hace imposible que seas perdonados. Eres tú mismo quien te niegas a recibir el perdón que Dios te ofrece gratuitamente. Y si eres libres para aceptarlo y acogerlo, también eres libres para rechazarlo.
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