Cumplir con la ley es necesario, pero no lo más importante. Por encima de la
ley están la misericordia y la caridad. Sin ellas, nadie podría quedar exento
de culpabilidad.
Y no hay otro
camino que pueda darte esa alegría, paz y gozo en el este mundo, sino el Amor
Misericordioso de nuestro Padre Dios. Porque, la paz que el mundo da, no te
llena plenamente. Solo, la paz que viene de Dios, colma de plenitud tu vida.
Si hoy tenemos la posibilidad de ser perdonados, es gracias al Amor Misericordioso de nuestro Padre Dios. En correspondencia a su infinito Amor, ¿no deberíamos nosotros también ser misericordiosos?
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