No es la ley lo
importante, sino el amor. Si amamos, cumplimos con la ley; de modo que lo
principal y primero es el amor. Todo, la Ley y los Profetas, están contenidos
en un amor misericordioso.
Señor, que todo
lo que me proponga sea, primero en tu Nombre, y segundo sabiendo que Tú vas
conmigo. Porque, todo, Señor, será y dependerá de Ti. Ayúdame a discernir y a
darme cuenta de que solo de Ti me viene toda mi fortaleza y sabiduría. Amén.
Quizás, muchos, piensen que la cuestión está en cumplir una ley de cumplimientos. Pero se equivocan. Cumplir, aun siendo importante, no es lo principal ni lo suficiente. Solo el amor y la misericordia logran la compasión de Dios.
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