La vida es un camino de
preparación, como si de un examen se tratara. Quien no la ve así puede caer en
la trampa de ser sorprendido y, llegado el momento, verse sin lo necesario para
superar la prueba. Es vital estar preparados.
Sé, Señor, que toda tempestad está
bajo tu control. En Ti pongo todos mis miedos, mis angustias, ansías y pecados.
Y en Ti, mi Señor, lleno de esperanza, pongo todo mi cansancio y paz.
Todos, queramos o no, llevamos una mochila con nuestros talentos recibidos. Compartirlos gratuitamente y por amor con quienes los necesitan es lo que irá llenando nuestra alcuza de aceite. Así podremos perseverar tranquilos, hasta que el Novio nos abra la puerta y nos invite al Banquete.
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