Hay
situaciones que nos comprometen, hasta el extremo de cometer injusticias por
precipitarnos, no retractarnos de nuestros juramentos o no desairar a los
amigos.
Hay
momentos que la vida me esclaviza, y me somete. Mis emociones se descontrolan y
me siento mal. Líbrame, Espíritu Santo, de todas esas tensiones y llena mi
corazón de amor y misericordia. Amén.
La libertad nos libera de estar sometidos a la esclavitud del respeto humano y a la opinión de los demás. Siempre busca el bien, la verdad y la justicia, aunque los demás den por normal lo que es una injusticia.
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