El
seguimiento a Jesús no puede ser intermitente ni a medias. Se trata de seguirle
plenamente, sin distracciones ni desvíos de ninguna clase. Él debe ser el
centro de tu corazón.
Sí,
eso es lo que quiero, Señor, dejarme guiar por tu Espíritu para que con su
asistencia me guíe por el camino que me lleva hasta a Ti. Espíritu Santo, dame
la fortaleza de hacer la Voluntad de Dios. Amén.
Y tu corazón debe tener marcada a fuego la impronta del amor misericordioso a los demás. Esa es la primera y principal opción al seguir al Señor, porque esa es la Voluntad del Padre: amar como Él nos ama.
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