Cuando, ves tantos enfermos y tanta necesidad,
descubres todo lo que has recibido, y cuánto tienes que agradecer a la vida, a
ese Dios creador que te lo ha dado todo gratuitamente.
Señor, ¿a dónde voy sin Ti? Quiero estar contigo
y abrirte permanentemente la puerta de mi corazón, para que dirijas mi vida, la
fortalezcas y la llenes de tu Gracia para siempre hacer tu Voluntad. Amén.
Sin embargo, la abundancia y la facilidad con la que has recibido tanto te hacen olvidar el agradecimiento, y llegas a pensar que esos bienes te corresponden por derecho, cuando en realidad son puro don.
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