Vale más cuidar lo que somos que concentrarnos
escrupulosamente en la rectitud de cada acción. Una persona herida y resentida
cae en la amargura, en la crítica, en el despecho, en la violencia o en el
agravio.
Señor, lo tengo claro: amarte a Ti es lo primero.
Solo quien se deja llenar por tu amor puede amar de verdad. Enséñame, Señor, a
amar como Tú amas, para que mi amor, limpio y sencillo, sea reflejo del tuyo.
Sin embargo, quien cultiva un interior sano se
convierte en una fuente de bondad, de mirada limpia, de compasión y de
esperanza. Vale más cuidar el corazón que restregarse obsesivamente las manos.
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