Nuestra vida discurre en esa franja de tiempo
que vivimos y en la cual, discernir lo que realmente tiene valor, es lo más
importante que podemos decidir.
Esa es la pregunta que me hago a cada instante:
¿Qué sería de mí sin tu presencia, Señor? Tú, Dios mío, me llenas de esperanza
y de alegría, y das verdadero sentido a toda mi vida. Gracias, mi Señor, porque
vives y estás a mi lado.
Y nuestra conclusión es: Amar, a través de un servicio entregado y sin exigencias. Y, aunque retribuido, inspirado en el amor, y dándose de forma auténtica, verdadera y valorada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.