jueves, 30 de junio de 2016


No ha sido creado el hombre para hacer el mal, ni siquiera para permitirlo. La prueba es que el hombre, todo hombre y mujer, sienten y experimentan deseos con buenas intenciones y defienden la verdad. Luego, hay una contradicción, ¿por qué hacen el mal?

El mundo se convierte en una lucha bipolar: el bien y el mal. No existen otras confrontaciones. Todo estriba en hacer el bien o el mal. O dicho de otra forma, el amor y el pecado. Porque quien ama busca el bien del amado. Y quien ama el mundo busca el bien del mundo. Sólo lo puede odiar aquel que busca destruirlo y convertirlo en un lugar de luchas y muertes.

Queda claro que el hombre se siente inclinado a actuar mal. Su naturaleza, aunque desea el bien se siente atraída por el mal. A eso se añaden sus egoísmos y soberbias. Dicho de otra forma, sus pecados. Limpiarse de ellos es la esperanza de quedar libre y poder realizar lo que queremos, el bien. Y Jesús ha venido a perdonarnos esos nuestros pecados y a sacarnos de la esclavitud.

miércoles, 29 de junio de 2016



Mientras Jesús le indicaba a Pedro el peligro de Satanás, le dijo que rogaba por él para que no desfallezca y que al regreso confirmara a sus hermanos (Lc 22, 31-32). Jesús aun sabiendo que Pedro lo iba a negar, le confío la dirección de su Iglesia.

También ha hecho eso con cada uno de nosotros. Nos ha llamado y elegido aparte dándonos a cada uno una misión, que nos toca descubrir. Y lo hacemos cuando confiando en Él somos capaces de ponernos en sus Manos y caminar al ritmo de sus impulsos. Porque el Espíritu Santo nos acompaña para eso. 

Quizás decimos que eso no sucede con nosotros. Posiblemente no lo creemos, pero, ¿estamos abiertos a la acción del Espíritu Santo como afirmó Pedro? Señor estoy dispuesta a ir contigo hasta la cárcel y la muerte (Lc 22, 31- 33).

martes, 28 de junio de 2016



Nadie va por la vida desprovisto de seguridad. Afina lo más que puede para ir seguro. Seguros de todo tipo, que nos asedian prometiéndonos el oro y el moro. Todos nos ofrecen soluciones para salvarnos de los temporales y tragedias que se presentan en el mar de nuestras vidas. Sin embargo, nuestra experiencia no nos dice lo mismo y las promesas no quedan claras del todo.

Eso les ocurrió a los discípulos de Jesús. Sorprendidos por la tempestad se vieron impotentes y perdidos. Atemorizados despertaron a Jesús, pues al parecer dormía. Y le rogaron que les salvara, pues temían hundirse con la barca. La actuación de Jesús les dejó con las bocas abiertas y asombradas decían: ¿Quién es este, que hasta los vientos y el mar le obedecen?

¿Pensamos también nosotros que Jesús es el mayor seguro de nuestras vidas? Un seguro, no con fecha de caducidad, sino un seguro de Vida Eterna, porque Jesús es el Señor de la Vida y la muerte, y a que los vientos y el mar obedecen.

lunes, 27 de junio de 2016


La experiencia de aquellos que han pasado ya un tiempo largo y han ido probando todo lo que el mundo les ofrece, no parece muy satisfactoria. Al final siguen en el mismo punto de partida: su corazón está vacío, hueco y necesitado de gozo y paz. Las ofertas mundanas no parecen dar resultado.

El hombre se cansa y se agota. El mundo le llena de: móvil, Internet, el viaje a las Bahamas, el trabajo desenfrenado para ganar más y más dinero, el coche mejor que el del vecino, o el gimnasio para lucir el mejor cuerpo del país.... Es lo que les pasa a muchos actualmente. 

Pero, el hombre no progresa espiritualmente. Sí, avanza tecnológicamente, pero se vacía de sentido y de gozo espiritual que le deja hueco y sin rumbo. Se pierde y se destruye cada vez más. Necesita una respuesta trascendente que dé respuesta, valga la redundancia, a su interrogante de Vida Eterna.

domingo, 26 de junio de 2016



Cuando hay diferencias e intereses diferentes entre los hombres, se producen luchas para conseguir estar por encima unos de los otros. Todos quieren imponer su ley, sus ideas, sus intereses, y en esas luchas se enciende la tensión y nace el odio y la guerra.

Y vencidos unos, los otros se reafirman en el poder. Entonces, en los vencidos, nace el deseo de odio y venganza que les lleva a armarse con armas que matan. Luego, se rompe la paz y nace la guerra, que lleva al hombre a continuos enfrentamientos y luchas. 

Y sólo cuando, quizás vencido y agotado, experimenta que es el amor la única arma que pueda encender la llama del amor, se le hace tarde aplicarla y vivirla. Por eso, busquemos al único y verdadero Amor que sale a nuestro encuentro y, precisamente, por Amor, ha venido a salvarlo. En Él está nuestra esperanza de salvación.

sábado, 25 de junio de 2016



A pesar de que oyes que un hombre es bueno y es de fiar, necesitas tiempo para conocerlo y generar confianza. Siempre las dudas están ahí y te mantienen algo escéptico y distante. Sueles cerrarte y no dejar entrar todo lo que de él te viene. Tu corazón pone el letrero de “por si acaso…”

Por todo eso, la fe de aquel centurión es notable y sorprende. Era romano y de oídas conoce que Jesús tiene poder y hace curaciones. Se molesta y busca a Jesús. Su criado le merece mucho respeto y, prueba de ello, no recata el esfuerzo de buscar solución para salvarle. 

Y, encontrado Jesús, no duda que lo pueda curar y le propone que le cure. Y ante la propuesta de Jesús de acudir a su casa, él le propone que encontrándose indigno de que entre en su casa, que diga una palabra y quedará sano. Nadie podía pensar esa ocurrencia y Jesús quedó sorprendido de la fe de aquel centurión. Hasta tal punto que hoy, durante tantos siglos, seguimos todos los cristianos repitiéndolas en el momento de la consagración: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme

viernes, 24 de junio de 2016



El hombre ha sido creado libre. Y libre significa que puede elegir una u otra cosa. Vivimos tiempo de sorpresa y de riesgos. Brexit u otras elecciones son signos de lo que hoy está ocurriendo y el hombre puede cerrar su corazón a la Bondad de Dios y abrirlo a las malas intenciones.

El demonio también está en el mundo y le interesa confundirlo y estropearlo. Quienes le sigan y se dejen influir por él serán herramientas que alentarán el mal. Y eso explica lo que está sucediendo. También el demonio trató de interrumpir el camino de Jesús.

Abrirnos a la acción del Espíritu Santo es la solución a dejarnos llevar y conducir por la Mano de Dios. Así, no será nuestro camino, sino el Camino que Dios quiere que sigamos. Así Dios actuará en nosotros y nosotros en el mundo. Porque sólo su Hijo, Jesús, el Señor, es el verdadero Camino, Verdad y Vida.