No es cuestión de
números sino de singularidades. Cada cual es alguien concreto, único y personal
para nuestro Padre Dios. Cada cual es un hijo único, distinguido, personal,
característico, singular. No se trata de cantidad sino de cualidad.
Sé, Señor, que la
humildad me acerca a Ti. Quiero ser humilde porque, siéndolo, puedo estar
contigo. Pero, también sé, Señor, que sin tu Gracia no podré ser humilde. Dame,
Señor, la Gracia de poder acercarme a la humildad.
Y nuestro Padre
Dios envía a su Hijo, no para salvar a los que pueda, sino para salvar a todos.
Uno por uno. Cada cual es uno, conocido y amado por el Padre. Es su hijo
querido e infinitamente amado misericordiosamente. Por y para eso envía a su
Hijo, y entrega su Vida en la Cruz para redención y salvación de cada uno,
único y personal, sin excluir a nadie.